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Durante el último año, se llevaron a cabo en nuestro país 46 intervenciones pediátricas con cirugía robótica, distribuidas entre los tres hospitales que actualmente cuentan con la infraestructura necesaria para realizarlas: el Hospital Reina Sofía (21), el Hospital Universitario Vall d’Hebrón (15) y el Hospital Clínico San Carlos (10). A este avance se ha sumado el Hospital Central de Asturias, que comenzó en diciembre de 2023. Se trata de un método quirúrgico vanguardista que incrementa la seguridad del paciente al posibilitar que los cirujanos desarrollen procedimientos complejos con mayor exactitud, flexibilidad y control, en comparación con las técnicas convencionales, tal y como explica la doctora Rosa Mª Paredes Esteban, jefa de Cirugía Pediátrica en el Hospital Reina Sofía (Córdoba) y presidenta de la Sociedad Andaluza de Cirugía Pediátrica.
Esta modalidad de intervención aporta múltiples ventajas y, entre las más destacadas, se halla su carácter mínimamente invasivo. “Permite acceder a cavidades de difícil acceso gracias a la visión 3D de alta definición, que aumenta la imagen hasta diez veces más de su tamaño original. Además, los brazos robóticos ofrecen una rotación de 540º y siete grados de libertad, lo que supera la movilidad de la muñeca humana”, detalla la doctora Paredes Esteban.
La experta añade que estas características facilitan una disección más cuidadosa de estructuras pequeñas y esenciales, reduciendo complicaciones, sangrado y dolor, ya que la intervención se concentra únicamente en la zona afectada sin propagar efectos perjudiciales a los tejidos circundantes. Se trata de beneficios para el cirujano, por la mayor precisión, y para el paciente, por un posoperatorio más sencillo. Asimismo, el sistema sanitario y la sociedad también se ven beneficiados: disminuyen los días de hospitalización y se reduce la aparición de complicaciones.
Una cirugía orientada al futuro
La doctora Paredes enfatiza que esta técnica es “la cirugía del futuro, al igual que lo fue en su momento la laparoscopia”. A pesar de ello, hoy en día sigue recibiendo críticas, en su mayoría por el elevado coste asociado. No sólo es necesario invertir en el robot, también se requiere un quirófano adaptado, un equipo multidisciplinar formado para su uso y la certificación correspondiente para quienes vayan a operar. Todo esto implica que sólo pueda ofrecerse esta opción si se integra en un programa de robótica para adultos ya establecido.
En este sentido, conviene señalar que, mientras en adultos se han registrado cerca de 80.000 cirugías robóticas desde su introducción, apenas se han practicado 350 en pacientes pediátricos. “Nuevamente, surge la necesidad de defender los derechos de los pacientes pediátricos”, sostiene la doctora. De hecho, mientras este año se realizaron 46 intervenciones en niños, las cifras en adultos alcanzan las 25.000.
No obstante, la cirugía robótica para menores todavía presenta numerosos desafíos, según reconoce la cirujana: “A día de hoy no existe un instrumental totalmente adaptado al tamaño de los niños. Únicamente podemos trabajar con tres brazos (el robot tiene cuatro) por las dimensiones reducidas del paciente. Aun así, hemos intervenido a niños de apenas un año de edad mediante esta tecnología”.
El cirujano, y no el robot, es quien opera
Existe la creencia errónea de que el robot actúa de manera autónoma, pero en realidad es el cirujano quien dirige cada movimiento en tiempo real. El sistema más utilizado en pediatría, el Da Vinci Xi, consta de un ‘carro’ con cuatro brazos robóticos, una torre de visión y una consola desde la que el especialista maneja toda la operación. El profesional observa el campo quirúrgico en 3D y transmite impulsos eléctricos a los brazos robóticos para ejecutarlos con gran precisión. Por tanto, es el cirujano quien realiza la intervención, no el robot.